La generación espontánea: Los
primeros biólogos de la Antigüedad ya habían comprendido
el modo según el cual el proceso reproductor actuaba en los animales más
comunes, y habían observado que la vida de todo nuevo individuo tenía su inicio
en el cuerpo femenino o, como mínimo, en los huevos puestos por la madre.
Sin
embargo, durante muchos siglos fue una convicción común que los animales más
pequeños podían nacer de la materia no viva, por generación
espontánea. El fundador de esta teoría fue Aristóteles, que, hacia
mediados del siglo IV a. C., se dedicó al estudio de las ciencias naturales.
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